Hablemos de Arquitectura Moderna
¿Qué podemos hacer para garantizar que la arquitectura moderna cubana del siglo XX se conserve y se utilice como motor económico en el país? Sobre estas y otras preguntas se asentaron las bases del encuentro de expertos titulado Hablemos de Arquitectura Moderna, organizado por DOCOMOMO Cuba, La Fundación Ludwig de Cuba y Friends of Havana el pasado marzo de 2024. La conferencia, a la que tuve el privilegio de ser invitado como ponente, tuvo lugar en la ciudad de La Habana entre el 11 y 13 de marzo y congregó a un increíble grupo de expertos locales e internacionales. Entre los ponentes había representantes de distintos comités nacionales de DOCOMOMO en México, Brasil, Estados Unidos y Cuba, miembros de ICOMOS, representantes del Getty Conservation Institute en EE.UU. y de la Oficina del Historiador de La Habana en Cuba, y reconocidos profesionales como Rosa Lowinger, Eduardo Luis Rodríguez, Mariana Quiroga, o Leo Mármol.
Este encuentro tuvo la importancia histórica no solo de congregar a un nutrido grupo de profesionales, sino también de ser el primer encuentro internacional de expertos organizado en Cuba sobre el estudio, documentación y conservación de la arquitectura moderna.
Con más de siete décadas a sus espaldas en algunos casos, unas condiciones climáticas tropicales duras, y falta de recursos económicos para su conservación y mantenimiento, la arquitectura moderna cubana del siglo XX, presenta muchos desafíos. Lugares como el Cabaré Tropicana diseñado por Max Borges en 1951, las inacabadas Escuelas Nacionales de Arte proyectadas por Ricardo Porro, Roberto Gottardi y Vittorio Garatti en 1960, o la Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría (CUJAE) construida entre 1961 y 1964 fueron algunos de los casos de estudios que se debatieron durante las jornadas por su valor patrimonial y por su necesidad de conservación critica actual.
Las jornadas de Hablemos de Arquitectura Moderna fueron también una oportunidad para presentar distintos proyectos e iniciativas de conservación, documentación y puesta en valor del patrimonio moderno en distintos contextos latinoamericanos y estadounidenses. Todos ellos plantearon un abanico muy amplio de ideas y actividades que pueden servir como inspiración en el contexto cubano. Especial atención recibieron las actividades culturales y sociales organizadas por Palm Springs Modernism Week en California, y el World Monuments Fund/Knoll Modernism Prize que reconoce proyectos de conservación de arquitectura moderna llevados a cabo por arquitectos en distintas partes del mundo.
Hubo dos aspectos muy interesantes expuesto por Eduardo Luis Rodríguez. El primero fue la continua necesidad de seguir investigando y estudiando la arquitectura moderna. El segundo aspecto mencionado, y más importante en mi opinión, fue la necesidad de avanzar hacia la acción real e implementar proyectos de restauración y conservación del patrimonio arquitectónico moderno ya, antes de que sea demasiado tarde.
Desde World Monuments Fund, expuse nuestra visión y presenté algunos de nuestros proyectos más recientes de conservación y puesta en valor del modernismo en el mundo. Entre estos proyectos, se encuentran el recién acabado plan de conservación y manejo (CMP por sus siglas en inglés) en colaboración con la Fundación Getty para el Sardar Vallabhbhai Patel Stadium en India, un estadio de cricket brutalista diseñado en los años 60 del siglo XX por Charles Correa y Mahendra Raj. Otro de los proyectos de WMF discutidos fue el Maison du Peuple (Casa del Pueblo) en Burkina Faso, donde estamos entrenando a estudiantes de arquitectura en la conservación del hormigón armado. La Maison du Peuple fue diseñada por René Faublée en 1965 en hormigón armado, pero adaptándose a los colores, texturas y patrones de los edificios de tierra vernáculos de Burkina Faso. El edificio tiene unos lucernarios que recuerdan a la arquitectura tradicional Mossi y sirven para proporcionar luz natural y ventilación pasiva al auditorio principal. Por último, el World Monuments Fund/Knoll Modernism Prize en sí generó un gran interés entre los asistentes por su importancia de reconocimiento a la labor de conservación que arquitectos emprenden por todo el mundo y que este año, por primera vez en su historia desde que se fundó en 2008, premió a un proyecto de conservación en América Latina, la Casa Sobre el Arroyo, en Mar del Plata, Argentina.
Además de las presentaciones y talleres en los que participamos todos los ponentes y expertos ahí presentes, la conferencia fue una oportunidad única para visitar una pequeña selección de lugares en La Habana con un gran valor patrimonial. La primera de estas visitas fue la residencia del embajador de Suiza en Cuba, una casa diseñada por el arquitecto Richard Neutra, en colaboración con el arquitecto cubano Raúl Álvarez, y el paisajista brasileño Roberto Burle Marx. Esta visita fue seguida por un recorrido por las Escuelas Nacionales de Arte, un complejo de edificios impresionantes y visionarios, diseñados por Ricardo Porro, Roberto Gottardi y Vittorio Garatti en 1960 y que nunca fueron completamente terminados por distintos vaivenes políticos y económicos en la isla. Finalmente, visitamos el restaurante Las Ruinas, una estructura del brutalismo tropical diseñado por Joaquín Galván en 1970 y que genera un contacto directo entre la arquitectura y la naturaleza a través de un atractivo sistema de plataformas y terrazas abiertas al exterior.
Un rasgo distintivo de todos estos lugares que bien ilustran la modernidad cubana es su adaptación al clima tropical de Cuba, su historia y la idiosincrasia local de la cultura cubana y del Caribe. Descubrir la arquitectura moderna cubana y su situación actual a través de las presentaciones de colegas profesionales, los debates y conversaciones que tuvimos en La Habana el pasado marzo, y las visitas que realizamos esa semana, me ha causado una profunda impresión y un gran interés en este patrimonio algo desconocido para muchos, pero con un inmenso valor cultural, histórico y social.
Las condiciones físicas de estos edificios, su necesidad de conservación, recursos financieros, e intercambio intelectual entre profesionales, no ha hecho más que reforzar mi opinión sobre el papel tan importante que tiene World Monuments Fund en el mundo para seguir apoyando la conservación del patrimonio moderno del siglo XX. Un patrimonio de nuestro pasado más reciente, que representa la experimentación, visión y valores progresistas de los arquitectos de la época y que actualmente necesita ponerse en valor y ser conservado para continuar sirviendo a la sociedad y cultura contemporánea de Cuba.
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